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jueves, 18 de febrero de 2016

Hacia tus manos

Un suspiro

me recorre atravesando el alma...
desborda
desde la sangre contenida.

Un suspiro puede ser
el ala alucinada de un sueño
o la angustia prieta de imposibles...

Puede ser la libertad
anhelando ser libre.
Esencia que fluye
desde el crisol del espíritu.

Simplemente un deseo
desde el bien hacia el bien.
Energía de un brote
buscando la luz de la vida.

Pero mi suspiro
es corriente de amor
empujando al viento hacia tus manos.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 13 de febrero de 2016

Noche rendida

Te hubieras quedado por aquí... Y no importa que el mundo despierte, se entere, o se duerma... en su ruido o en su silencio. La noche se ha rendido... En nuestra piel se apagó su pigmento. Pero el día sigue con nosotros, en nosotros. Autor: Juan Carlos Luis Rojas

jueves, 29 de octubre de 2015

Del primer poema, "Puente inalcanzable"

Ya dije, en otras palabras, que la voluntad amorosa es una historia de vaivenes. Un haz de pensamientos de donde en algún momento se sueltan las preguntas: ¿Es este el camino o es el otro?... ¿O no son ninguno de los dos?

Sin embargo, 
el amor se gesta llevando en sí una esperanza. Hay una chispa misteriosa que lo enciende; y el viento de las circunstancias mueve sus flamas de aquí para allá; avivando o amenazando apagar; o definitivamente extinguiéndola por diferentes razones.
Crepita a veces su ardor, quemándose como ramas secas, con intensidad doliente; Y en los desafíos tormentosos se yergue más firme, con todo el valor acrecentado.

Ya en pleno laberinto, ¿cuál es el camino verdadero?... Y si el camino es correcto, ¿cuál el sentido?

Eso que una vez surgió como una esperanza, de repente se puede tornar distante, pero a su vez, poseso de una fuerte atracción "gravitacional", placentera y dolorosa. Sufrimiento que puede empujar, incluso, aguzando la inquietud existencial, abriendo un libro de paradojas, nutrido del ávido deseo y el aparentemente irremediable arrepentimiento.

Esta puja insalubre tienta renegar de la senda acaecida, o surge el anhelo, la añoranza retroactiva de que la circunstancia que condujo a este nudo hubiese sido diferente... Soñar el milagro del desconocimiento de esta realidad "sortílega" caída en las manos del amante... Desear la habitación de otros continentes desposeídos de estos cataclismos del espíritu.

Así, de repente, el sentimiento de que esta conjunción, no hubiese sido tal, sino sólo, algo distante. Sólo un sueño, Algo que pasó ¡lejos! sobre un puente inalcanzable...
Así surgió, "
Puente inalcanzable".

Del libro: "
Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas"
Autor: Juan C. L. Rojas





domingo, 11 de marzo de 2012

Qué soñará el amor


¡A dónde irá el amor
    cuando se aparta
        del fuego que consume!

¿A dónde sus manos
cuando no están
    sobre las manos...
aquellas     de verdad amadas?

¡Dónde estará su deleite/
    cuando estalla en un corazón
        su ausencia!
    ...Sus oídos
        oyendo otra voz     quizás
            otra risa.

¿Sabrá de olvidos el amor?
    ¿En qué pensará
        cuando sus codos
            están sobre otra mesa
                y el río del día
                    lo arrastra en su vorágine?

¡Oh, qué soñará...
    cuando mis sueños le sueñan!

Autor: Juan C. L. Rojas

miércoles, 22 de febrero de 2012

Alcobas recónditas

Se cuece en la tarde
    el pigmento feliz de los anhelos
        que de los suspiros carga el aire/
    y de glorias intrépidas
        el corazón se embebe.

Esa brisa que filtran
    las palmeras de tus manos
fragancia de azahares se vuelve
    al olfato ávido del amor.

Mi pecho oye cantares silentes
    que emergen/
        de esa alcoba recóndita/
    de esa cálida alcoba de tu pecho.

¡Son nuestros corazones
    que sin sentidos para el mundo
        sueñan!/
¡Más sueñan
    cuando la pasión estalla...
y son dueños sus retumbos
    de dominios y locuras!

Mientras la boca suena muda
    largo es el canto
        que llega hasta el oído...
            y hablan los ojos/
            la piel...

Si febriles mis pasos/
sólo van para soltar
    palomas lentas/
        ternuras blandas/
            que llevan dedos florecidos/
    que tocan sin rozar
        el aura de tus senos.

Candor de jazmines
    sacude al alma
y está dentro de su corazón su corazón/
    para vestirse
        con sedas y capullos...
    y con savia dulce del amor.

Juan C. L. Rojas

domingo, 31 de julio de 2011

Ronda una tristeza


Hay una tristeza oscura
    que ronda este silencio/
Y sus hombros se resignan...
    como se resigna la tierra 
        bajo el cielo de las lluvias.

Hay una tristeza que encierra
    la voz callada de los gritos/
del amor/
    sin matriz para la luz.

Ronda una tristeza que respiran
    jilgueros acallados/
Tristeza de los labios
    sin la plenitud tranquila de los besos/
del cariño
    sin las manos del abrazo/
de la distancia
    en la cripta de signos olvidados.
Perfuma los rostros
    el humo azul
        quemado en nuestros pechos/
cuando clava el tiempo
    su puñal
        marcador de la partida/
Cuando deja    /inconclusa/
    la furtiva sed de la pasión. 

Autor: Juan C. L. Rojas

lunes, 18 de julio de 2011

Septiembre


Abría septiembre
    el dilatado campo de las fragancias y las luces.

El aire confesaba el amor de las flores
    y la fuerza combatiente
        de suspiros contenidos.

¡Y quién era yo para presentar batalla!...
¡Me rendía a lo bello
     redimido del temor!

Quién era yo para juzgar
    el sexo intempestivo en las esquinas/
 o la precocidad ostentosa de las jóvenes...

¿Sabré, acaso, si ha de florecer   
    de las ruinas
        lo silvestre inesperado?

Abierta sobre el cáliz
    la rosa no espera/
       no mezquina su candor
            ni su perfume.

¡Y por eso    los titanes sedientos de mi alma
    se bebieron tu sangre/
        con mi sangre!...
            y devorado fue tu corazón
     con el mío.

¡Oh, ciclópea del amor la pasión desbocada!
Galopó
     hacia la rosa más íntima de tu ser/
        y nací de nuevo
    con la esperanza de tus ojos
        con la rama perfumada de tu cuerpo.

¡Oh, verdor
    que colorea y sacia
         al hambriento otoño del espíritu y la carne!

¡Crepúsculo y aurora que se enlazan
    con los ávidos brazos de los amantes!

...Sé que volverá septiembre
    como vuelve la vida a los huertos.

Sé que volverá/
    trayendo libertad bendecida
        a la rosa fresca/
a la ignorada flor
    en el jardín de los reyes.

Volverá lo sé
    hecho dios del fuego y la ternura
        con el cáliz servido 
para el brindis real del amor.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 3 de abril de 2011

Tiempos mejores

A veces suena musical/    esperanzadora
    /alguna frase/
Sentida ilusión entra
    por la puerta ingenua del oído.

Vendrán tiempos mejores
    /dices/
Los adjetivos suavizan
    el negruzco sangrar
        y del pecho brota un suspiro.
Esa brisa suele ser
    /nada más/
        temblor de alas/    dolidas preguntas.
Preguntas que llevan en sus signos
    el gastado temor.

En las manos del recuerdo
    lo imposible es un viento
        que erosiona la piedra.
    ¡Mas el corazón sabe del espacio
y de la interminable expansión de la esperanza!

Divaga una sombra en el espíritu
    de la estrella que jamás se acercará.

En este desgarro y deriva gravitacional
    cae su peso curvo
        al negro embudo
    donde llovizna
/quizás pasajera/
    esta conjunción
        bendita
            de estrellas.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas  

lunes, 13 de diciembre de 2010

Vino y miel

Fundidos    el vino    y la miel.
Se rompe/
    el odre fermentado de la angustia.

A tu piel me vuelco....
    me hechiza el placer
        de hundirme en tus entrañas.


Me rescatas del abismo
    en tu propio abismo.
En sublimado alcohol/
    vuelo/
y es perderme aventurero
    en las vértebras insondables del mar.
Es sacudir el polvo de mil caminos
    en tu cabellera suave
        derramada
            entre tus pechos asomados.

Huyó la sombra del miedo
    con la luz calma de tus ojos...


Ahora cruzo nuestra esencia
    con las líneas insulsas
        de mis versos.


Es    la feliz hora    fisionada
    de mi hastío.
Son los golpes certeros
    de tus caricias
        la hora en que se funden las almas.


Y yo soy el vino...
    tú la miel.


Autor: Juan C. L. Rojas

viernes, 10 de septiembre de 2010

Sombra trashumante


Si pudieses caer
    amarga sombra trashumante.
Si pudieses caer
bajo un solo redoble
    descociendo sin piedad
        las hebras cansadas de mi pecho.

Si pudieses amasar
    sediento fuego del amor
        las glorias mezquinas de la muerte.

Hoy sin embargo
florece en los ojos
    este arcano desvivir de los pasos
cuando se cala en la piedra
    la estúpida obsesión de los sueños.

¡Sumen!    ¡Sumen!
    ¡Gravedad de los puñales!
¡Para fulminar como un rayo al sentimiento!

¡Sumen!    ¡Sume!
    ¡Heridas agudas del aire
         para desangrar estas penas
             y derramar en el desierto mi locura!

 Autor: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 27 de junio de 2010

Alas de amor

En tranquilo vuelo
    te ven partir    golondrina
dominando airosa
    el lustroso plumaje/
engañando de calma
    a los ojos extraño.

Mas    alguien sabe    golondrina
    que partes con el alma vibrante/
que llevas en el instinto
    anhelantes sueños/
que bajo el falso sosiego
    arde/
        una furtiva pasión.

Hay alguien que sabe/
    de la flor sangrante
         que oculta tu pecho
y que un poco de tu alma dejas
    en el corazón
        que heriste de amor...

Los ojos
    /pequeña avecilla/
no saben de engaños
    no esconden tristezas/
Sobreviven/
en el tenue brillo
    de una pequeña esperanza/
Un milagro esperan/
    que el tiempo divino
        habrá de parir.

Así sueña
    aquel que conoce el susurro/
        tu trémulo canto/
quien se mezcló con tus fibras
    y vibró en tus alas/
        tus alas de amor.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

miércoles, 25 de noviembre de 2009

No te engañes


Que no te engañen en las despedidas
    la dureza de los ojos
        ni las palabras frías
            ni el adiós pobre en el aire/
    ni este ceño fruncido y distante
        ni la risa envuelta en ironías...
¡Pobres ironías
    que tangencial sintonizan el polvo
        de subterráneas ecatombes!
No se acerca    a veces
    ni a tus mejillas
        este suspiro mío que puede abrir el mar.
Que no te engañe mi silbo indiferente/
    pues quiere ignorar
        lo trunco del silencio
            y de mi corazón
                el candente grito.
En las alegrías de este amar
    hay tristezas/
tristezas del vacío    en el corte de esta herida...
y en la música dolorosa 
    que estremece
        vez tras vez
a mi piel.

...Y que no te engañen mis ojos secos
estos párpados cansados
    que derrumbándose
        combaten aún
para que entre/
esta indeterminada luz
    que ya no sé si es crepúsculo
        o un tímido amanecer.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

lunes, 23 de noviembre de 2009

Y te pregunto si me amas

Se resbalan de mis ojos
    estas preguntas mías/
Colores que se rompen
    sobre las baldosas húmedas
(hoy otra vez llueve).

Sé que debo vencer 
    el sentimiento que batalla
        en callejas retorcidas/
Romper este lazo al corazón
    que se anuda en la garganta.

Debo parar 
    el temblor de mis manos
        y destruír las columnas
            de esta obsecada necedad.

Bienaventurado el corazón
    que no teme
        las heridas de la discordia
            ni su piel rota.

Bienaventurado
    quien no tiene compasión
        de aburguesados quistes instituídos.

Bienaventurado
    quien no se encamina al sacrificio
por tradiciones y leyendas.

Bienaventurado
    quien pone la cerviz
        y se encadena sólo al amor.

...Algunas preguntas
    resbalan de mi pecho...

¿Qué me corresponde
    el cofre que atesoras
        en lo profundo de tu alma?

Sin embargo/
    yo sé    lo que no sabes/
        lo que te pregunto y tu boca calla.

¿No es amor acaso
    que me libere de las fauces
        del íntimo fuego?

¿No es amor
    la sonrisa y el cariño
        sobre los hombros de la soledad?

Amor es el riesgo de tus alas
    para sanar las heridas
        de esta fiera esteparia.

Es amor el goce de tu piel/
porque al fin/
    regocijas mi corazón
        que se queda sin preguntas. 

Autor: Juan C. L. Rojas

sábado, 21 de noviembre de 2009

El amor de prisa

El amor de prisa          
 (Onomatopéyica)

                           I
- ...Mmm... estás cada vez más bella...
   más tierna, más dulce... más amorosa.
- Mmm y vos cada vez más mentiroso.
- No, no te estoy mintiendo...
  creo que sos muy incrédula.
- ¿Sihhh? Mmm. vsvsvs ssshaaahhchukchuik.
- Mmmme me gusta cuando estás asíhhh, rendidahh,
  cuando te envuelvo con mi piel...

  y con mis manos.
- Mmmmhah...
- ¿Noh tehngoh rahzóhn...
  queh estoh es hermosoh?
- Sihhh...
- ¿No sentís ganas de buscar un rincón
  donde escabullirnos del mundo?
- ¡Sihhh! ...pero no podemos...
  tengoh queh irmeh...
- ¿Me llevás dentro de tu vestido?
- No, dentro del vestido no.
- Mmm, ¡pícara!
- Vsvsvsvs chuik tengoh queh irmeh.
- Te vas, si te dejo.
- ¿Recordás esa canción... Cóncavo y convexo?
- Sihhh... pero chauhh... nos vemos después.
- Chau.


                              II

...y nuestras miradas/
crean el ángel propio
    de la piel, de la carne.
Se acarician distantes
    en la trivial ronda del día.

Volátil es el tiempo
    en la flama ardiente de la ansiedad.

El desasosiego espolea nuestros manos...
nuestros dedos/    mensajeros del amor/
    se devoran/
        en la prisa de ternuras contenidas.

¡Ven, mi amor! Rompamos el reloj/
    cruel agente de Cronos.
¡Ven, mi amor! Desarmemos el tiempo/
    para crear un día eterno/
        sólo nuestro.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

martes, 3 de noviembre de 2009

Cada tarde


                                                          "Siempre, te alejas en las tardes
                                                          hacia donde el crepúsculo corre
                                                          borrando estátuas"
                                                          P. Neruda

Como la verdad eterna
   de fantasmas desapareciendo
       así es tu sombra/
así es tu vida en mi vida.

En cada crepúsculo
    cae el ancla del alma.
Se hunde pesada su cruz
    cadena y péndulo
        /mareándose/
            en la turbiedad del mar.
En vano su locura
    busca un peñasco
        donde clavar su uña.

Arranca la greda profunda/
Solidez mentirosa del barro/
¡Imposible anclar a veces
    y lograr la anhelada quietud!


La cubierta desolada
    mira hacia el cielo.
Huyeron los goznes de acero/
    y del marino capitán
        lo ducho y la calma.

Más azules tornan las luces/
    aún más
        se opaca
            el brillo vaporoso del agua/
y como un barquito de papel
    navego en el torrente
        /baldía el alma/
            ebria y sin rumbo.

...Quizás la fuerza de una estrella
    fulgure entre las nubes.
¿Será tal vez rutilante ilusión
    y el manantial de mañana
        tan sólo un sueño?

...En el ensueño suele a veces danzar
    un remolino de lumbres/
y suele ser lo soñado
    un estigma de luz
        /un tizón ardiente/
    para nuevamente encender
        el sol de mañana. 

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 24 de octubre de 2009

Esta música

¡Ah esta música fragante!...
que se desliza melancólica    a veces
    /¡suspendida!/
        ...en los botones celestes del amor.

Otoñal Ausente
Primaveral Festiva
Inquietud dolorosa y placentera.

Esta música callada...
Tonos silentes que hieren de caricias/
que perfuma el corazón
    con la envolvente ansiedad de los azahares.

Esta música de aves...
    que suena en mi pecho
        inflamando su fronda
            de anhelos de sueños.

Esta música...
aguza los sentidos del poeta
    mimando al aire
        la luz
            el trueno...
cuando transita
    (como tu recuerdo)
        en la memoria de quien te ama.

Este concierto de colores y geometrías
    que el alma siente/
Es un canto de incertidumbres y esperanzas/
    terrenas alas migratorias/
        celestes astros errabundos.

Es dulzura
que cuece de tanto en tanto
    la sal de las lágrimas.

Estas ondas melodiosas
    esperan la canción de tu hermosura/
que deje mi frente en las estrellas
    y en la tierra mis pies inquietos
¡allí!
    donde tú rondas.

Autor: Juan C. L. Rojas

domingo, 10 de mayo de 2009

Del primer poema. "Puente inalcanzable"



Ya dije, en otras palabras, que la voluntad amorosa es una historia de vaivenes. Un haz de pensamientos de donde en algún momento se sueltan las preguntas: ¿Es este el camino o es el otro?... ¿O no son ninguno de los dos?

Sin embargo,
el amor se gesta llevando en sí una esperanza. Hay una chispa misteriosa que lo enciende; y el viento de las circunstancias mueve sus flamas de aquí para allá; avivando o amenazando apagar; o definitivamente extinguiéndola por diferentes razones.
Crepita a veces su ardor, quemándose como ramas secas, con intensidad doliente; Y en los desafíos tormentosos se yergue más firme, con todo el valor acrecentado.

Ya en pleno laberinto, ¿cuál es el camino verdadero?... Y si el camino es correcto, ¿cuál el sentido?

Eso que una vez surgió como una esperanza, de repente se puede tornar distante, pero a su vez, poseso de una fuerte atracción "gravitacional", placentera y dolorosa. Sufrimiento que puede empujar, incluso, aguzando la inquietud existencial, abriendo un libro de paradojas, nutrido del ávido deseo y el aparentemente irremediable arrepentimiento.

Esta puja insalubre tienta renegar de la senda acaecida, o surge el anhelo, la añoranza retroactiva de que la circunstancia que condujo a este nudo hubiese sido diferente... Soñar el milagro del desconocimiento de esta realidad "sortílega" caída en las manos del amante... Desear la habitación de otros continentes desposeídos de estos cataclismos del espíritu.

Así, de repente, el sentimiento de que esta conjunción, no hubiese sido tal, sino sólo, algo distante. Sólo un sueño, Algo que pasó ¡lejos! sobre un puente inalcanzable...
Así surgió, "
Puente inalcanzable".

Del libro: "
Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas"
Autor: Juan C. L. Rojas




lunes, 19 de enero de 2009

Segundo texto del libro: "Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas"




En el ordenamiento de la compaginación, el segundo texto del libro "Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas", es el prólogo de un gran poeta: Hector Rico. 

En otro artículo brindaré referencias sobre su obra poética.

Para este blog (http://www.laberintodelamor.blogspot.com/), transcribo su participación, escribió él:


Prólogo

Los poemas de Juan Carlos Rojas trascienden la emoción y la infinitud de sus ofrendas alcanzan notorias cimas.

El tiempo es la presencia y la fugacidad del encantamiento, la otra vertiente donde es posible la posesión y el desapego. Inminencia del cuerpo, donación del espíritu aún ante la ausencia.

El sutil erotismo, es desvelamiento del ser y descubrimiento de su imagen anhelada, la experiencia pura de crear en un cuerpo una réplica del otro, de abrazar y modelar, de rescatarlo de su aislamiento con la instantánea percepción de la plenitud.

"Ya sé que hay en ti, un rincón donde habito, en retazos que te duelen"

Coexistencia de las almas, que en su dualidad se convierten en una, y en la unidad se desdoblan para recuperar su identidad, su parcela amatoria.

Como nacerse en el otro y renacer en sí mismo.

"Y nací de nuevo con la esperanza de tus ojos, con la rama perfumada de tu cuerpo"

Y con la creación de un nuevo cuerpo, exaltar el prodigio.

"Esta hermosura de caer rendido, y en los puños del corazón, aferrando aún, la bravía esperanza"





Ya concebido por el amor, ya consciente de su maravilloso origen, el poeta espera perpetuarse en el sagrado designio y transitar de su mano la inmaculada senda.

"¡Anda! ¡llévame en tu seno! A esta pequeñez humana llévala en tu seno, donde se elevan las ondas ardientes de corales arracimados, donde palpita ansiosa la simiente, donde se arrulla, la materna ternura de la vida"

Su apasionado poetizar, recobra el sosiego y se interroga: "para qué mis versos, si no cantan en tu pecho"

Más allá de la contemplación extática, la piel se desvanece, si no es aprehendida, si no es poseída por el ritmo sensual de su lenguaje.

"Sólo lamer... pudiendo devorar los racimos descollantes"

El erotismo empleado en los poemas de Rojas, es plural y significativo. Es escritura que se ahonda en el cuerpo sin más orden que el exploratorio, sin más función visual que la exposición de la desnudez necesaria.

"Sentirás mis manos deslizarse, en las cálidas playas del pubis. Te rozarán mis labios, subiendo la curva placentera de tu pecho"



Pero en el amor humano, pugnan constantemente, la arrobadora presencia del amante, y su inevitable y dolorida ausencia. Y así, nuestro poeta, declara el gozo impar de las apariciones.

"qué bueno es verte, aunque se gasten mis ojos... y mi pecho de suspiros"

Mas la fugacidad del tiempo, envuelve a los seres en una indeterminada brevedad, y la ausencia se convierte en poderoso muro que nos aísla de su posesión.

"Cuando me envuelve la noche en esta mendicidad resignada, me regala generosa el poder de soñarte"

La sublimación del sentimiento está presente en cada poema, y podemos comprobarlo en inmejorables metáforas e imágenes.

"He cosechado tus manos, tu cuerpo, lo sé, ¡quien sabe si también tu corazón!"



Y así, el cuerpo amado revela en constantes mutaciones, en permanentes alusiones al mundo circundante, que también forma parte de su substancia.

"Amada mía, porque puedo sentir es que camino, sobre tus ojos, sobre tu cuerpo, aunque seas aire, aunque seas agua"

Juan Carlos Rojas es fundamentalmente un poeta filosófico, por tal razón, son permanentes sus reflexiones sobre la naturaleza del amor y sus implicancias en el alma humana, no obstante ese poético filosofar, adopta a veces un aspecto marcadamente religioso, que subyace en el trasfondo de la idea, consagrando de esa manera al acto poético, en acontecer sagrado.

"Bienaventurado quien pone la cerviz y se encadena sólo al amor"



Revaloriza la esperanza a través de su fe, y se aferra como un náufrago a su madero salvador. Su indeclinable credulidad, le hace expresar:

"Esperanza obcecada que construye un jardín, aún, donde hasta las piedras estallaron"

Cada poema construye otro, que es el mismo, océano donde derivan las palabras y se acumulan con estricto rigor. Lo único posible para cantarle al amor en su universalidad, y para desdoblarse en la amplitud de los significados.

Por último, Rojas, nos da la clave de su acontecer en el sentimiento, en el maravilloso "Canto del amante":

"Navego en el recuerdo de esta luz que me exilia del mundo, para dormirme en el laurel soñado de tu cuerpo"



Canción, que es, celebración final que concede a la amada; y nos concede, a la vez, con la perceptible trascendencia de su palabra poética.

Hector Rico.

Transcripción par el blog: J. C. L. Rojas.





Gracias a todos por vuestra generosidad en participar. Un abrazo.