...¿Audacia? ¿Publicar un montón de palabras sobre algo tan desfavorecido en el concepto como es la temática del amor?... Puesto que es implícitamente universal, me autoriza a incluírlo en el cantón de la poesía... Los vaivenes del amor van de la carne al espíritu, y del espíritu a la carne... Transita un laberinto muchas veces escabroso, por las circunstancias que crea el mundo, al que no le es fácil amar ni ser amado.
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sábado, 13 de febrero de 2016
Noche rendida
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sábado, 15 de marzo de 2014
Es cierto
Los cristales están rotos
donde no se ven
las palabras ciegas
de mi corazón hundido.
Y aunque no creas
esto es cierto...
esto del amor y el tambor añicos...
Y es cierto que llueve
sobre estos cristales
aunque no llueva.
Puedes enterarte además/
que mi mente no teje fantasmas
que es cierto aquello del sentimiento/
que callan los truenos por dentro/
...Que pongo escaleras
sólo para alcanzarte.
Hasta aquí domino el silencio...
para que vivas...
¡Por Dios, nada menos!
Compruebo que es cierto...
Es cierto esto de la muerte lenta
donde entre nubosas agonías
las preguntas borbotean.
...¡Para qué mis versos
si no cantan en tu pecho!
Para qué
la luz/ del poema/
si no alumbra el verdadero.
Para qué...
Para qué mi siembra de colores
en las paredes...
cuando no sé si van tus ojos
a donde mi amor te habla.
No.
No es juego.
Son ciertas las preguntas
como esto que se clava en el pecho
sin sangrar la piel.
Bueno...
Como cierto es
esta lluvia buena del desahogo
que ahora sí
moja paredes y vidrieras...
y también mi rostro.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
donde no se ven
las palabras ciegas
de mi corazón hundido.
Y aunque no creas
esto es cierto...
esto del amor y el tambor añicos...
Y es cierto que llueve
sobre estos cristales
aunque no llueva.
Puedes enterarte además/
que mi mente no teje fantasmas
que es cierto aquello del sentimiento/
que callan los truenos por dentro/
...Que pongo escaleras
sólo para alcanzarte.
Hasta aquí domino el silencio...
para que vivas...
¡Por Dios, nada menos!
Compruebo que es cierto...
Es cierto esto de la muerte lenta
donde entre nubosas agonías
las preguntas borbotean.
...¡Para qué mis versos
si no cantan en tu pecho!
Para qué
la luz/ del poema/
si no alumbra el verdadero.
Para qué...
Para qué mi siembra de colores
en las paredes...
cuando no sé si van tus ojos
a donde mi amor te habla.
No.
No es juego.
Son ciertas las preguntas
como esto que se clava en el pecho
sin sangrar la piel.
Bueno...
Como cierto es
esta lluvia buena del desahogo
que ahora sí
moja paredes y vidrieras...
y también mi rostro.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
domingo, 9 de marzo de 2014
Musical
Fueron nuestros días
subrepticio canto del silencio.
Ronda de celestes sonoridades.
Completo programa de un concierto
de humildes himnos/
cantos/
e ignoradas tragedias bajo la piel
acrisolando el alma.
¡Y es así como suena la vida!
Este estanque en el Universo/
donde reverberan los ecos
de brillantes soles/
nubosos horizontes.
Agradezco tus sonrisas
(aunque abemoladas)
pasaron el riesgo de las cuerdas
que más no se pudo tensar.
Agradezco a tus manos/
Fortalecieron los bastiones de mi espíritu.
Este espíritu que envuelve
a un ángel veleidoso
que transmuta en aire de palabras
esta dicha sufriente de vivir.
Llevo en el diapasón de mis huesos
tu corazón
su pianissimo acorde
que sonó sobre mi piel
cuando aletargaba
sus espacios de suspiros.
Que me miren tus ojos...
que ya los míos...
tranquilos
en este prolongado calderón...
que no dice
cuál es el compás que sigue/
cuál el que empieza/
Podré ejecutar
en un rincón tal vez
este mordiente chispeante de mis ojos/
Se notará/
en la sonoridad rallentada de violines.
En el fondo de esta sala de armonías/
ya se dieron a silencio
las cajas oscuras de los bajos/
sólo el aire vacío suena
de las gaitas distendidas.
¿Ves/ oís/
la campanilla suave de mi sonrisa
que atornilla el aire
para calmar tus ojos
y la ansiedad dolorosa de tu pecho?
¡Mira, no son culpas
estos golpes de timbales en nuestros oídos!
Sólo son sones/
que tañen
los duendes musicales del aire.
Oye, es imposible parar
este concierto beethoveniano.
Golpes violentos del amor.
...el silencio también es música/
música que fluye
cósmica y terrena
en la voz profunda del alma.
...Miremos el arroyo
este sinuoso devenir del tiempo...
nada más, percibamos
el perfume abrillantado
en estas notas del concierto.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
subrepticio canto del silencio.
Ronda de celestes sonoridades.
Completo programa de un concierto
de humildes himnos/
cantos/
e ignoradas tragedias bajo la piel
acrisolando el alma.
¡Y es así como suena la vida!
Este estanque en el Universo/
donde reverberan los ecos
de brillantes soles/
nubosos horizontes.
Agradezco tus sonrisas
(aunque abemoladas)
pasaron el riesgo de las cuerdas
que más no se pudo tensar.
Agradezco a tus manos/
Fortalecieron los bastiones de mi espíritu.
Este espíritu que envuelve
a un ángel veleidoso
que transmuta en aire de palabras
esta dicha sufriente de vivir.
Llevo en el diapasón de mis huesos
tu corazón
su pianissimo acorde
que sonó sobre mi piel
cuando aletargaba
sus espacios de suspiros.
Que me miren tus ojos...
que ya los míos...
tranquilos
en este prolongado calderón...
que no dice
cuál es el compás que sigue/
cuál el que empieza/
Podré ejecutar
en un rincón tal vez
este mordiente chispeante de mis ojos/
Se notará/
en la sonoridad rallentada de violines.
En el fondo de esta sala de armonías/
ya se dieron a silencio
las cajas oscuras de los bajos/
sólo el aire vacío suena
de las gaitas distendidas.
¿Ves/ oís/
la campanilla suave de mi sonrisa
que atornilla el aire
para calmar tus ojos
y la ansiedad dolorosa de tu pecho?
¡Mira, no son culpas
estos golpes de timbales en nuestros oídos!
Sólo son sones/
que tañen
los duendes musicales del aire.
Oye, es imposible parar
este concierto beethoveniano.
Golpes violentos del amor.
...el silencio también es música/
música que fluye
cósmica y terrena
en la voz profunda del alma.
...Miremos el arroyo
este sinuoso devenir del tiempo...
nada más, percibamos
el perfume abrillantado
en estas notas del concierto.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
martes, 3 de agosto de 2010
Necesidad
Si acepto este silencio
es para escuchar a tu corazón/
mientras descanzan sobre mi cabeza
tus manos
tus mejillas.
Si necesito este silencio
es para escuchar tu voz/
que murmura
no se qué tímidos sonidos.
Si quiero esta lluvia/
es para que se convierta
en una muralla de libertad
que nos oculte del mundo.
Si tengo esta melancolía/
es para desagitar la tristeza
de saber que te irás.
Si necesitara la soledad/
no sería para estar solo/
sino para buscarte/
hallándote aquí/
dentro de mi pecho.
Autor: Juan C. L. Rojas
miércoles, 25 de noviembre de 2009
No te engañes
Que no te engañen en las despedidas
la dureza de los ojos
ni las palabras frías
ni el adiós pobre en el aire/
ni este ceño fruncido y distante
ni la risa envuelta en ironías...
¡Pobres ironías
que tangencial sintonizan el polvo
de subterráneas ecatombes!
No se acerca a veces
ni a tus mejillas
este suspiro mío que puede abrir el mar.
Que no te engañe mi silbo indiferente/
pues quiere ignorar
lo trunco del silencio
y de mi corazón
el candente grito.
En las alegrías de este amar
hay tristezas/
tristezas del vacío en el corte de esta herida...
y en la música dolorosa
que estremece
vez tras vez
a mi piel.
...Y que no te engañen mis ojos secos
estos párpados cansados
que derrumbándose
combaten aún
para que entre/
esta indeterminada luz
que ya no sé si es crepúsculo
o un tímido amanecer.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
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