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sábado, 13 de febrero de 2016

Noche rendida

Te hubieras quedado por aquí... Y no importa que el mundo despierte, se entere, o se duerma... en su ruido o en su silencio. La noche se ha rendido... En nuestra piel se apagó su pigmento. Pero el día sigue con nosotros, en nosotros. Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 15 de marzo de 2014

Es cierto

Los cristales están rotos
donde no se ven
    las palabras ciegas
        de mi corazón hundido.

Y aunque no creas
    esto es cierto...
esto del amor y el tambor añicos...
Y es cierto que llueve
    sobre estos cristales
        aunque no llueva.

Puedes enterarte además/
    que mi mente no teje fantasmas
que es cierto aquello del sentimiento/
que callan los truenos por dentro/
...Que pongo escaleras
    sólo para alcanzarte.

Hasta aquí domino el silencio...
   para que vivas...
        ¡Por Dios, nada menos!

Compruebo que es cierto...
Es cierto esto de la muerte lenta
    donde entre nubosas agonías
        las preguntas borbotean.

...¡Para qué mis versos
    si no cantan en tu pecho!
Para qué
    la  luz/    del poema/
        si no alumbra el verdadero.
Para qué...
Para qué mi siembra de colores
    en las paredes...
cuando no sé     si van tus ojos
    a donde mi amor te habla.

No.
No es juego.
Son ciertas las preguntas
    como esto que se clava en el pecho
        sin sangrar la piel.

Bueno...
Como cierto es
esta lluvia buena del desahogo
que ahora sí
    moja paredes y vidrieras...
y también mi rostro.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 9 de marzo de 2014

Musical

Fueron nuestros días
    subrepticio canto del silencio.
Ronda de celestes sonoridades.
Completo programa de un concierto
    de humildes himnos/
        cantos/
            e ignoradas tragedias bajo la piel
                acrisolando el alma.

¡Y es así     como suena la vida!
Este estanque en el Universo/
    donde reverberan los ecos
         de brillantes soles/
             nubosos horizontes.

Agradezco tus    sonrisas
    (aunque abemoladas)
pasaron el riesgo de las cuerdas
    que más no se pudo tensar.

Agradezco a tus manos/
Fortalecieron los bastiones de mi espíritu.
Este espíritu que envuelve
    a un ángel veleidoso
que transmuta en aire de palabras
    esta dicha sufriente de vivir.

Llevo en el diapasón de mis huesos
    tu corazón
su pianissimo acorde
    que sonó sobre mi piel
        cuando aletargaba
            sus    espacios    de suspiros.

Que me miren tus ojos...
que ya los míos...
tranquilos
    en este prolongado calderón...
que no dice
    cuál es el compás que sigue/
    cuál el que empieza/

Podré ejecutar
    en un rincón     tal vez
        este mordiente chispeante de mis ojos/
Se notará/
    en la sonoridad rallentada de violines.

En el fondo de esta sala de armonías/
    ya se dieron a silencio
        las cajas oscuras de los bajos/
sólo el aire vacío suena
    de las gaitas distendidas.

¿Ves/ oís/
    la campanilla suave de mi sonrisa
        que atornilla el aire
            para calmar tus ojos
                y la ansiedad dolorosa de tu pecho?
¡Mira, no son culpas
    estos golpes de timbales en nuestros oídos!
Sólo    son    sones/
que tañen
    los duendes musicales del aire.

Oye, es imposible parar
    este concierto beethoveniano.
        Golpes violentos del amor.
...el silencio también es música/
música que fluye
cósmica y terrena
    en la voz profunda del alma.

...Miremos el arroyo
este sinuoso devenir del tiempo...
nada más, percibamos
    el perfume abrillantado
en estas notas del concierto.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas


martes, 3 de agosto de 2010

Necesidad


Si acepto este silencio
    es para escuchar a tu corazón/
mientras descanzan sobre mi cabeza
    tus manos
        tus mejillas.

Si necesito este silencio
    es para escuchar tu voz/
que murmura
    no se qué tímidos sonidos.

Si quiero esta lluvia/
es para que se convierta
    en una muralla de libertad
        que nos oculte del mundo.

Si tengo esta melancolía/
es para desagitar la tristeza
    de saber que te irás.

Si necesitara la soledad/
no sería para estar solo/
sino para buscarte/
hallándote aquí/
dentro de mi pecho.

Autor: Juan C. L. Rojas

miércoles, 25 de noviembre de 2009

No te engañes


Que no te engañen en las despedidas
    la dureza de los ojos
        ni las palabras frías
            ni el adiós pobre en el aire/
    ni este ceño fruncido y distante
        ni la risa envuelta en ironías...
¡Pobres ironías
    que tangencial sintonizan el polvo
        de subterráneas ecatombes!
No se acerca    a veces
    ni a tus mejillas
        este suspiro mío que puede abrir el mar.
Que no te engañe mi silbo indiferente/
    pues quiere ignorar
        lo trunco del silencio
            y de mi corazón
                el candente grito.
En las alegrías de este amar
    hay tristezas/
tristezas del vacío    en el corte de esta herida...
y en la música dolorosa 
    que estremece
        vez tras vez
a mi piel.

...Y que no te engañen mis ojos secos
estos párpados cansados
    que derrumbándose
        combaten aún
para que entre/
esta indeterminada luz
    que ya no sé si es crepúsculo
        o un tímido amanecer.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

Gracias a todos por vuestra generosidad en participar. Un abrazo.