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jueves, 18 de febrero de 2016

Hacia tus manos

Un suspiro

me recorre atravesando el alma...
desborda
desde la sangre contenida.

Un suspiro puede ser
el ala alucinada de un sueño
o la angustia prieta de imposibles...

Puede ser la libertad
anhelando ser libre.
Esencia que fluye
desde el crisol del espíritu.

Simplemente un deseo
desde el bien hacia el bien.
Energía de un brote
buscando la luz de la vida.

Pero mi suspiro
es corriente de amor
empujando al viento hacia tus manos.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

miércoles, 12 de marzo de 2014

Esperándote

Se acercan los días
    cuando no importa
      si grita el sol
         desde su alta arrogancia/
      o si la lluvia lo disuelve 
         sobre baldosas oscuras.

En esos días
no me importa el estrépito de los niños
   que están felices en el patio de juegos
      de un jardín.
No me interesa 
   si alguien
      en otro confín
   espera   o desespera.

Soy atalaya
   sólo de los pasos que quiero.

Estiro mi tiempo.
Vale la pena soñar
arrancar el día
   desde el tallo fresco 
      de la flor matutina;
sondear el tesoro
   que derrama el amor,
esas caricias que afilan
   mi lanza hacia el mundo.

Cuando la desventura fortuita
   me elige su blanco...
y me quitan tus manos, 
   tus manos, tus besos...
entonces
tropieza el ángel
   que encamina mis días...
¡Trémulo el espíritu y...!
¡Oh, Dios
   cada proyecto se abisma!

Yo/
Humilde barro que ama/
caigo abatido
   aunque en mis pies queden
mis deslustradas hazañas.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

jueves, 6 de marzo de 2014

Instinto de la flor


Sobre las planicies del aire
    navega
        el instinto de la flor...
            y sufre una pena/
    Pena del color desfalleciente 
        que muerden
           equívocas luces.

Se mueve flameando
   vertical/
      suelta/
         indecisa/
   la flor del jacarandá
resignando esplendores
   en la copa púrpura/
      diferente/
 del deseo.

Con sutil voz llama
   la otra voz cadenciosa 
      de tus pasos   
   que derraman candores
      en la danza anhelante
         de los sueños.

Tu pelo
   gime al viento
      estallido vigoroso de trigales/
hebras/   lazo de hadas/
   buscando
      la cinta cariñosa
   de lícitas manos/
¡Oh, autoridad natural del amor!

Te ama el sol   aún
   en su celo de ondas cósmicas
      cuando las penumbras te envuelven/
   sombras que embargan
      /atrevidas/
   tus alas de gaviota.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

miércoles, 2 de febrero de 2011

Lo imposible

Que puedo hacer/
    cuando no estás       amor
cuando se desmoronan del barranco
    las silvestres flores de mi espíritu.

Incierta lumbre dime/
¿que puedo hacer/
si cataratas de sombras
    cortan de mis ojos
        la luz cansada del camino?

¿Que puedo hacer/
cuando la esperanza
    perdida en el horizonte
solo avienta cenizas/
    de un sol que muere?

No sé/
en que ventana te escondes/
en que mirada/
ni cual es el brillo verdadero
    de tu omnipresencia esplendente.

Me subes al aire de la ansiedad
me cuelgas en las estrellas/
allá te espero
    en sueños de bohemias y locuras.

¿Sabes?
    ¡Me marcho
        con las alas que me distes
            quemadas de emociones!

¡Siento que sentencio lo absoluto
    y tiembla
        el agrio escozor de lo imposible!

Autor: Juan C. L. Rojas

sábado, 19 de junio de 2010

Serenata en el ocaso

Pierdo otra vez
    esta batalla dolorosa
        donde desuela
    el campo crujiente de mi pecho/
donde bailan/
    las aspas cansadas de molinos y espejismos.

Es que avanzas sobre este erial
     y sobre este muelle palpitante
         donde clavas tu bandera/
para doblegar estos ojos/
         que caen/
para sentir
    las serenatas del amor.

Y me ganan tus besos
    con su victoria dulce sobre mi boca
        donde hieres/
            con una flor/
    justo en el desgarro
        de ocasos y despedidas.

Autor: Juan C. L. Rojas

domingo, 18 de abril de 2010

Alas de pasión

Alas vehemente de pasión
    vuela mi sueño/
hacia un cielo de luz que nace
    verde  corazón
        de alegre primavera.

Amor    altar etéreo
    donde en dulzuras o tristezas
        suele    /irremisible/
            ofrendarse la vida.

Cóndor que vuela ingrávido
    escrutando las cumbres.


Alas de fuego.
Sueño incomprensible de los sueños.
Soledad de soledades.


En las alturas del alma
    golpea a veces
        el frío soplo de la tristeza.
Nieve y viento sobre las palabras calladas.
En la roca dura.
En las blandas nubes.


Destello rasante/    embebido de dicha/    el amor pasa.
En el cuerpo invisible del espíritu deja una estela/
Hálito benigno de luz
    que puede ser    inasible.


¡Ah, cuando te mira el amor
    derrama de sus ojos la miel del espíritu!
        Y sus alas de cóndor /    de paloma/    de fuego
despiertan tesoros ocultos/
    júbilos dormidos
        de voces secretas.

¡Decidida
    la temeraria candidez
        sube a sus alas!

Autor: Juan C. L. Rojas






sábado, 30 de enero de 2010

Tus manos

 
Canción que huele a hogar
    son tus manos.
Canción que suena
    a luchas y refugios.
Letradas son/
    de fríos
        y auras otoñales.
Adalides/
    que husmean la tristeza
        de estos hombros.
Piel de lo profundo
    que distiende la crispación
        de mis propias manos.

Los ojos de sus dedos
    planchan
        el cuello de mi camisa.
Corrigen/
    el descuido bohemio
        de mi pelo.                                      
Tal vez juegan a la ternura tus manos/
¿Será su juego
    la esencia del amor?

Torpes son tus manos/
torpes de bellezas
    cuando caen sobre mi espalda
        levantando mi sonrisa.                      
Pabellones de universo las mías
    que huelen a riachuelos
        y a barro.
Hundidas semillas las tuyas
    ocultas/
        en el misterio de amar.

Sí    surten alivio tus manos
    a la transparencia azul
        de mi aliento.

Frescas    simientes
    de abrevada tierra.
Canción que dulce suena.
Hiedra/
    que sutil su piel bifurca
        en las almas...
¡de estos!
    mis muros sedientos.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas           

sábado, 21 de noviembre de 2009

El amor de prisa

El amor de prisa          
 (Onomatopéyica)

                           I
- ...Mmm... estás cada vez más bella...
   más tierna, más dulce... más amorosa.
- Mmm y vos cada vez más mentiroso.
- No, no te estoy mintiendo...
  creo que sos muy incrédula.
- ¿Sihhh? Mmm. vsvsvs ssshaaahhchukchuik.
- Mmmme me gusta cuando estás asíhhh, rendidahh,
  cuando te envuelvo con mi piel...

  y con mis manos.
- Mmmmhah...
- ¿Noh tehngoh rahzóhn...
  queh estoh es hermosoh?
- Sihhh...
- ¿No sentís ganas de buscar un rincón
  donde escabullirnos del mundo?
- ¡Sihhh! ...pero no podemos...
  tengoh queh irmeh...
- ¿Me llevás dentro de tu vestido?
- No, dentro del vestido no.
- Mmm, ¡pícara!
- Vsvsvsvs chuik tengoh queh irmeh.
- Te vas, si te dejo.
- ¿Recordás esa canción... Cóncavo y convexo?
- Sihhh... pero chauhh... nos vemos después.
- Chau.


                              II

...y nuestras miradas/
crean el ángel propio
    de la piel, de la carne.
Se acarician distantes
    en la trivial ronda del día.

Volátil es el tiempo
    en la flama ardiente de la ansiedad.

El desasosiego espolea nuestros manos...
nuestros dedos/    mensajeros del amor/
    se devoran/
        en la prisa de ternuras contenidas.

¡Ven, mi amor! Rompamos el reloj/
    cruel agente de Cronos.
¡Ven, mi amor! Desarmemos el tiempo/
    para crear un día eterno/
        sólo nuestro.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 24 de octubre de 2009

Esta música

¡Ah esta música fragante!...
que se desliza melancólica    a veces
    /¡suspendida!/
        ...en los botones celestes del amor.

Otoñal Ausente
Primaveral Festiva
Inquietud dolorosa y placentera.

Esta música callada...
Tonos silentes que hieren de caricias/
que perfuma el corazón
    con la envolvente ansiedad de los azahares.

Esta música de aves...
    que suena en mi pecho
        inflamando su fronda
            de anhelos de sueños.

Esta música...
aguza los sentidos del poeta
    mimando al aire
        la luz
            el trueno...
cuando transita
    (como tu recuerdo)
        en la memoria de quien te ama.

Este concierto de colores y geometrías
    que el alma siente/
Es un canto de incertidumbres y esperanzas/
    terrenas alas migratorias/
        celestes astros errabundos.

Es dulzura
que cuece de tanto en tanto
    la sal de las lágrimas.

Estas ondas melodiosas
    esperan la canción de tu hermosura/
que deje mi frente en las estrellas
    y en la tierra mis pies inquietos
¡allí!
    donde tú rondas.

Autor: Juan C. L. Rojas

lunes, 19 de enero de 2009

Segundo texto del libro: "Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas"




En el ordenamiento de la compaginación, el segundo texto del libro "Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas", es el prólogo de un gran poeta: Hector Rico. 

En otro artículo brindaré referencias sobre su obra poética.

Para este blog (http://www.laberintodelamor.blogspot.com/), transcribo su participación, escribió él:


Prólogo

Los poemas de Juan Carlos Rojas trascienden la emoción y la infinitud de sus ofrendas alcanzan notorias cimas.

El tiempo es la presencia y la fugacidad del encantamiento, la otra vertiente donde es posible la posesión y el desapego. Inminencia del cuerpo, donación del espíritu aún ante la ausencia.

El sutil erotismo, es desvelamiento del ser y descubrimiento de su imagen anhelada, la experiencia pura de crear en un cuerpo una réplica del otro, de abrazar y modelar, de rescatarlo de su aislamiento con la instantánea percepción de la plenitud.

"Ya sé que hay en ti, un rincón donde habito, en retazos que te duelen"

Coexistencia de las almas, que en su dualidad se convierten en una, y en la unidad se desdoblan para recuperar su identidad, su parcela amatoria.

Como nacerse en el otro y renacer en sí mismo.

"Y nací de nuevo con la esperanza de tus ojos, con la rama perfumada de tu cuerpo"

Y con la creación de un nuevo cuerpo, exaltar el prodigio.

"Esta hermosura de caer rendido, y en los puños del corazón, aferrando aún, la bravía esperanza"





Ya concebido por el amor, ya consciente de su maravilloso origen, el poeta espera perpetuarse en el sagrado designio y transitar de su mano la inmaculada senda.

"¡Anda! ¡llévame en tu seno! A esta pequeñez humana llévala en tu seno, donde se elevan las ondas ardientes de corales arracimados, donde palpita ansiosa la simiente, donde se arrulla, la materna ternura de la vida"

Su apasionado poetizar, recobra el sosiego y se interroga: "para qué mis versos, si no cantan en tu pecho"

Más allá de la contemplación extática, la piel se desvanece, si no es aprehendida, si no es poseída por el ritmo sensual de su lenguaje.

"Sólo lamer... pudiendo devorar los racimos descollantes"

El erotismo empleado en los poemas de Rojas, es plural y significativo. Es escritura que se ahonda en el cuerpo sin más orden que el exploratorio, sin más función visual que la exposición de la desnudez necesaria.

"Sentirás mis manos deslizarse, en las cálidas playas del pubis. Te rozarán mis labios, subiendo la curva placentera de tu pecho"



Pero en el amor humano, pugnan constantemente, la arrobadora presencia del amante, y su inevitable y dolorida ausencia. Y así, nuestro poeta, declara el gozo impar de las apariciones.

"qué bueno es verte, aunque se gasten mis ojos... y mi pecho de suspiros"

Mas la fugacidad del tiempo, envuelve a los seres en una indeterminada brevedad, y la ausencia se convierte en poderoso muro que nos aísla de su posesión.

"Cuando me envuelve la noche en esta mendicidad resignada, me regala generosa el poder de soñarte"

La sublimación del sentimiento está presente en cada poema, y podemos comprobarlo en inmejorables metáforas e imágenes.

"He cosechado tus manos, tu cuerpo, lo sé, ¡quien sabe si también tu corazón!"



Y así, el cuerpo amado revela en constantes mutaciones, en permanentes alusiones al mundo circundante, que también forma parte de su substancia.

"Amada mía, porque puedo sentir es que camino, sobre tus ojos, sobre tu cuerpo, aunque seas aire, aunque seas agua"

Juan Carlos Rojas es fundamentalmente un poeta filosófico, por tal razón, son permanentes sus reflexiones sobre la naturaleza del amor y sus implicancias en el alma humana, no obstante ese poético filosofar, adopta a veces un aspecto marcadamente religioso, que subyace en el trasfondo de la idea, consagrando de esa manera al acto poético, en acontecer sagrado.

"Bienaventurado quien pone la cerviz y se encadena sólo al amor"



Revaloriza la esperanza a través de su fe, y se aferra como un náufrago a su madero salvador. Su indeclinable credulidad, le hace expresar:

"Esperanza obcecada que construye un jardín, aún, donde hasta las piedras estallaron"

Cada poema construye otro, que es el mismo, océano donde derivan las palabras y se acumulan con estricto rigor. Lo único posible para cantarle al amor en su universalidad, y para desdoblarse en la amplitud de los significados.

Por último, Rojas, nos da la clave de su acontecer en el sentimiento, en el maravilloso "Canto del amante":

"Navego en el recuerdo de esta luz que me exilia del mundo, para dormirme en el laurel soñado de tu cuerpo"



Canción, que es, celebración final que concede a la amada; y nos concede, a la vez, con la perceptible trascendencia de su palabra poética.

Hector Rico.

Transcripción par el blog: J. C. L. Rojas.





Gracias a todos por vuestra generosidad en participar. Un abrazo.