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lunes, 31 de marzo de 2014

Fluir


Te pienso/
El sol doblega la miel de los árboles/
Me rescata en luz verde
   el primor de la savia/
...y es para fluir en tus ojos
   que el río pasa.

Esta cerrazón que baja
   como lentas  pestañas/
       es para aliviar el dolor...
Es para desconectar por un momento
   /estas fibras alertas/
   /abnegadas/
       que van más allá de los caminos/
en la punta de la vorágine
   como ejércitos en vanguardias.

¡Que se canse ahora/
   esta marcha 
       de dura infantería!

Extendamos en los campos
  (verde-gris de esta niebla)
      los pertrechos opacos del agua.

Tomemos el sentido del humus
   que volverá/
       en clamor de hojas frescas
           tras hibernar nuestro espíritu
               en esta finca somnolienta/
           Latir difuso de la vida/
Estampas indiferentes
   que la niebla desdibuja.

Durmamos por un tiempo
   esta consciencia estupefacta.
Sólo sintamos nuestros codos solidarios/
la intensidad compartida de nuestras manos
el mutuo abrazo de los ojos.

Deja pasar esta pesadilla
   como un sueño lejano
para descubrir al disiparse
   el valle renovado
      bueno
y fértil.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 11 de marzo de 2012

Qué soñará el amor


¡A dónde irá el amor
    cuando se aparta
        del fuego que consume!

¿A dónde sus manos
cuando no están
    sobre las manos...
aquellas     de verdad amadas?

¡Dónde estará su deleite/
    cuando estalla en un corazón
        su ausencia!
    ...Sus oídos
        oyendo otra voz     quizás
            otra risa.

¿Sabrá de olvidos el amor?
    ¿En qué pensará
        cuando sus codos
            están sobre otra mesa
                y el río del día
                    lo arrastra en su vorágine?

¡Oh, qué soñará...
    cuando mis sueños le sueñan!

Autor: Juan C. L. Rojas

sábado, 5 de junio de 2010

Retazos

Lágrimas a flor de la pupilas...
Momento justo en que se funden nuestras almas
    a pesar de la higuera
        y su sedienta pasión de florecer.


Ya lo sé
    son excusas para segar los míos
        tu siembra de besos en el aire.


Ultimo cogollo de flor y fruto
    devoró mi boca...
más sangró el adiós
    anhelando morir el día.


Entre los dedos del corazón
    se escabulle la tarde
        y no pueden
detener mis manos
    el triste vibrar
        de la caja oscura de la noche.


Voy a perdonar nuevamente
    a este muelle...
¡Maldito muelle
    que obsecado sacude mi sangre!
Van a olvidar mis ojos
    el desnevar violento de sus cumbres.


Ya sé que hay en ti
    un rincon donde habito
        en retazos que te duelen.


Dejo correr este río.


Bajo el puente de mis venas
    transcurren sus fragores.


Lo dejo correr
    hacia la pequeñez del mar.


¡El mar!
¡Cuán pequeño habrá de ser!


Autor: Juan C. L. Rojas

Gracias a todos por vuestra generosidad en participar. Un abrazo.