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sábado, 15 de marzo de 2014

Cuando pimpolleabas en el aire

Tienes que saberlo/
   ahora que está completa 
      la siega del tiempo.
Ahora 
   que el lago muestra
      sereno palpitar.

Podrás comprender
como yo lo comprendo ahora
que he sido sombra....
pretérita sombra de tus sombras.
Alma oscura
   perdida en lo cósmico/
esperando la raíz de tu amanecer.

En la agreste brisa estuve
   desliéndome en el furor
      del perfume a mangos,
cuando tú
   (nada más y nada menos)
pimpolleabas en el aire/
   mimándolo con frescor de pétalos...
Cuando en tu cuna soñabas mariposas/
   y aquella manos paternas
al visitar tus hombros
   tomaba tu cabecita 
      apoyándola en su pecho...
¡Allí yo estaba!
También creciendo.
Esperando al futuro como un amante
   tierno/   ardiente/

Tus ojos de asombro
   (¡los vi!)
se adentraban 
   en la luz del rocío sobre la gramilla
y en las gotas de lluvia
   cayendo/
      entre las hojas del naranjo.

Sí.
Allí estuve
entre las sonoridades del arpa   
   que tus oídos abrazaban
mientras el timbre de la voz cantante
   crecía/ 
      vibrando en tus huesos.

Me oculté bajo el brillo del agua
   cuando, tú, curiosa
te asomaste a la boca del cántaro oscuro
   que entre el verdor del jardín
      te esperaba. 

...Y no me reconociste/
   ni cuando por primera vez
      te tocó el amor en deleites y susurros.
No me reconociste
   y sentí celos.

Te esperé desde entonces
   en el cogollo abierto del sendero,
en la madura matriz del camino,
para abrazarte hoy
con esta voz de mi sangre
con este cantar de mi amor.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas


viernes, 6 de noviembre de 2009

Rubia sombra

Cuando la rubia sombra de tus labios
    me besan
        entre la suave trama de tu pelo
se embebe de tus ojos
    el salitral de mi alma.

¡Rompes mi desarraigo
    cuando siembras la ternura!

Ignorado desierto
    es el tumulto en mi derredor
cuando rozas mi piel
    injertando extraño hechizo.

¡Oh    nativo quisiera ser
    de tu patria!
para haberte hablado
    en la raíz
        de tu niñez.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas 

martes, 3 de noviembre de 2009

Cada tarde


                                                          "Siempre, te alejas en las tardes
                                                          hacia donde el crepúsculo corre
                                                          borrando estátuas"
                                                          P. Neruda

Como la verdad eterna
   de fantasmas desapareciendo
       así es tu sombra/
así es tu vida en mi vida.

En cada crepúsculo
    cae el ancla del alma.
Se hunde pesada su cruz
    cadena y péndulo
        /mareándose/
            en la turbiedad del mar.
En vano su locura
    busca un peñasco
        donde clavar su uña.

Arranca la greda profunda/
Solidez mentirosa del barro/
¡Imposible anclar a veces
    y lograr la anhelada quietud!


La cubierta desolada
    mira hacia el cielo.
Huyeron los goznes de acero/
    y del marino capitán
        lo ducho y la calma.

Más azules tornan las luces/
    aún más
        se opaca
            el brillo vaporoso del agua/
y como un barquito de papel
    navego en el torrente
        /baldía el alma/
            ebria y sin rumbo.

...Quizás la fuerza de una estrella
    fulgure entre las nubes.
¿Será tal vez rutilante ilusión
    y el manantial de mañana
        tan sólo un sueño?

...En el ensueño suele a veces danzar
    un remolino de lumbres/
y suele ser lo soñado
    un estigma de luz
        /un tizón ardiente/
    para nuevamente encender
        el sol de mañana. 

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

Gracias a todos por vuestra generosidad en participar. Un abrazo.