Se cuece en la tarde
el pigmento feliz de los anhelos
que de los suspiros carga el aire/
y de glorias intrépidas
el corazón se embebe.
Esa brisa que filtran
las palmeras de tus manos
fragancia de azahares se vuelve
al olfato ávido del amor.
Mi pecho oye cantares silentes
que emergen/
de esa alcoba recóndita/
de esa cálida alcoba de tu pecho.
¡Son nuestros corazones
que sin sentidos para el mundo
sueñan!/
¡Más sueñan
cuando la pasión estalla...
y son dueños sus retumbos
de dominios y locuras!
Mientras la boca suena muda
largo es el canto
que llega hasta el oído...
y hablan los ojos/
la piel...
Si febriles mis pasos/
sólo van para soltar
palomas lentas/
ternuras blandas/
que llevan dedos florecidos/
que tocan sin rozar
el aura de tus senos.
Candor de jazmines
sacude al alma
y está dentro de su corazón su corazón/
para vestirse
con sedas y capullos...
y con savia dulce del amor.
Juan C. L. Rojas
el pigmento feliz de los anhelos
que de los suspiros carga el aire/
y de glorias intrépidas
el corazón se embebe.
Esa brisa que filtran
las palmeras de tus manos
fragancia de azahares se vuelve
al olfato ávido del amor.
Mi pecho oye cantares silentes
que emergen/
de esa alcoba recóndita/
de esa cálida alcoba de tu pecho.
¡Son nuestros corazones
que sin sentidos para el mundo
sueñan!/
¡Más sueñan
cuando la pasión estalla...
y son dueños sus retumbos
de dominios y locuras!
Mientras la boca suena muda
largo es el canto
que llega hasta el oído...
y hablan los ojos/
la piel...
Si febriles mis pasos/
sólo van para soltar
palomas lentas/
ternuras blandas/
que llevan dedos florecidos/
que tocan sin rozar
el aura de tus senos.
Candor de jazmines
sacude al alma
y está dentro de su corazón su corazón/
para vestirse
con sedas y capullos...
y con savia dulce del amor.
Juan C. L. Rojas