Se acercan los días
cuando no importa
si grita el sol
desde su alta arrogancia/
o si la lluvia lo disuelve
sobre baldosas oscuras.
En esos días
no me importa el estrépito de los niños
que están felices en el patio de juegos
de un jardín.
No me interesa
si alguien
en otro confín
espera o desespera.
Soy atalaya
sólo de los pasos que quiero.
Estiro mi tiempo.
Vale la pena soñar
arrancar el día
desde el tallo fresco
de la flor matutina;
sondear el tesoro
que derrama el amor,
esas caricias que afilan
mi lanza hacia el mundo.
Cuando la desventura fortuita
me elige su blanco...
y me quitan tus manos,
tus manos, tus besos...
entonces
tropieza el ángel
que encamina mis días...
¡Trémulo el espíritu y...!
¡Oh, Dios
cada proyecto se abisma!
Yo/
Humilde barro que ama/
caigo abatido
aunque en mis pies queden
mis deslustradas hazañas.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
cuando no importa
si grita el sol
desde su alta arrogancia/
o si la lluvia lo disuelve
sobre baldosas oscuras.
En esos días
no me importa el estrépito de los niños
que están felices en el patio de juegos
de un jardín.
No me interesa
si alguien
en otro confín
espera o desespera.
Soy atalaya
sólo de los pasos que quiero.
Estiro mi tiempo.
Vale la pena soñar
arrancar el día
desde el tallo fresco
de la flor matutina;
sondear el tesoro
que derrama el amor,
esas caricias que afilan
mi lanza hacia el mundo.
Cuando la desventura fortuita
me elige su blanco...
y me quitan tus manos,
tus manos, tus besos...
entonces
tropieza el ángel
que encamina mis días...
¡Trémulo el espíritu y...!
¡Oh, Dios
cada proyecto se abisma!
Yo/
Humilde barro que ama/
caigo abatido
aunque en mis pies queden
mis deslustradas hazañas.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
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