Te pienso/
El sol doblega la miel de los árboles/
Me rescata en luz verde
el primor de la savia/
...y es para fluir en tus ojos
que el río pasa.
Esta cerrazón que baja
como lentas pestañas/
es para aliviar el dolor...
Es para desconectar por un momento
/estas fibras alertas/
/abnegadas/
que van más allá de los caminos/
en la punta de la vorágine
como ejércitos en vanguardias.
¡Que se canse ahora/
esta marcha
de dura infantería!
Extendamos en los campos
(verde-gris de esta niebla)
los pertrechos opacos del agua.
Tomemos el sentido del humus
que volverá/
en clamor de hojas frescas
tras hibernar nuestro espíritu
en esta finca somnolienta/
Latir difuso de la vida/
Estampas indiferentes
que la niebla desdibuja.
Durmamos por un tiempo
esta consciencia estupefacta.
Sólo sintamos nuestros codos solidarios/
la intensidad compartida de nuestras manos
el mutuo abrazo de los ojos.
Deja pasar esta pesadilla
como un sueño lejano
para descubrir al disiparse
el valle renovado
bueno
y fértil.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas