miércoles, 25 de noviembre de 2009

No te engañes


Que no te engañen en las despedidas
    la dureza de los ojos
        ni las palabras frías
            ni el adiós pobre en el aire/
    ni este ceño fruncido y distante
        ni la risa envuelta en ironías...
¡Pobres ironías
    que tangencial sintonizan el polvo
        de subterráneas ecatombes!
No se acerca    a veces
    ni a tus mejillas
        este suspiro mío que puede abrir el mar.
Que no te engañe mi silbo indiferente/
    pues quiere ignorar
        lo trunco del silencio
            y de mi corazón
                el candente grito.
En las alegrías de este amar
    hay tristezas/
tristezas del vacío    en el corte de esta herida...
y en la música dolorosa 
    que estremece
        vez tras vez
a mi piel.

...Y que no te engañen mis ojos secos
estos párpados cansados
    que derrumbándose
        combaten aún
para que entre/
esta indeterminada luz
    que ya no sé si es crepúsculo
        o un tímido amanecer.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

lunes, 23 de noviembre de 2009

Y te pregunto si me amas

Se resbalan de mis ojos
    estas preguntas mías/
Colores que se rompen
    sobre las baldosas húmedas
(hoy otra vez llueve).

Sé que debo vencer 
    el sentimiento que batalla
        en callejas retorcidas/
Romper este lazo al corazón
    que se anuda en la garganta.

Debo parar 
    el temblor de mis manos
        y destruír las columnas
            de esta obsecada necedad.

Bienaventurado el corazón
    que no teme
        las heridas de la discordia
            ni su piel rota.

Bienaventurado
    quien no tiene compasión
        de aburguesados quistes instituídos.

Bienaventurado
    quien no se encamina al sacrificio
por tradiciones y leyendas.

Bienaventurado
    quien pone la cerviz
        y se encadena sólo al amor.

...Algunas preguntas
    resbalan de mi pecho...

¿Qué me corresponde
    el cofre que atesoras
        en lo profundo de tu alma?

Sin embargo/
    yo sé    lo que no sabes/
        lo que te pregunto y tu boca calla.

¿No es amor acaso
    que me libere de las fauces
        del íntimo fuego?

¿No es amor
    la sonrisa y el cariño
        sobre los hombros de la soledad?

Amor es el riesgo de tus alas
    para sanar las heridas
        de esta fiera esteparia.

Es amor el goce de tu piel/
porque al fin/
    regocijas mi corazón
        que se queda sin preguntas. 

Autor: Juan C. L. Rojas

domingo, 22 de noviembre de 2009

Pértiga y carroza

De pértiga dulce
   a flor y profundo ensamblada en tu vientre
       puede ahora arrastrar mi alma
         carrozas ensoñadas.

De ceñido pedestal
   pueden nuestros cuerpos
      mover el mundo
         al ritmo sediento
             de pélvicas luces.

Oh, amor
al canal mayor de tus venas
se asoman/    vertientes/
   ríos infinitos.
¡Cómo no cantar
   si la fuerza de tu sangre
      tensa la cuerda limpia de mi garganta!

Magnolia encendida    es tu cintura
   ceñida de mis brazos
      posesos de pasión.
Fidedignos del ardor
   nuestros besos fagocitados.
Cuerpos inmersos en el altar.
¡Placer!
   que ignora el tiempo y el espacio.
¡Rostros que se inflaman
   del gozo a fuego vivo!

Ahora que muero
   consumado en tus brazos/
doblegado en la fuerza
   del placer y del amor/
      ¡anda! ¡llévame en tu seno!
A esta pequeñez humana
   llévala en tu seno...
      donde se elevan las ondas
         de ardientes corales arracimados...
      donde palpita ansiosa la simiente...
      donde se arrulla/
la materna e infinita
   ternura de la vida.


Autor: Juan C. L. Rojas

sábado, 21 de noviembre de 2009

Meteoros del mal

Desasosiego de estrellas
    cunde/
en el cosmos invisible del alma.

Desorbitados mundos
    ruedan/
hacia un confín
    donde nuevos cielos estallan.  

¿Podrán los meteoros del mal
    jaquear al amor?

¿Cómo licuar este fuego
    en el lago sereno
        donde sucumben los astros?

Lejana aún    la primavera
y ya el alma florece
    de alas y verdores.

Pero es el dolor de lo trunco
    lo que petrifica la sangre
lo que destruye una sonrisa
    con el peso muerto de la tristeza.

¡Oh    esta causa mía/    enarbolada!...
¿Audacia del espíritu
    o ilusión del sentimiento?

¡Oh    este impulso del instinto
de asaltar
los íntimos rincones
    donde te adoran los dioses!

Si comprendieras
que mi primavera es toda sombra/
    ...que encerrada en tu amor
        está la luz.

Autor: Juan C. L. Rojas

El amor de prisa

El amor de prisa          
 (Onomatopéyica)

                           I
- ...Mmm... estás cada vez más bella...
   más tierna, más dulce... más amorosa.
- Mmm y vos cada vez más mentiroso.
- No, no te estoy mintiendo...
  creo que sos muy incrédula.
- ¿Sihhh? Mmm. vsvsvs ssshaaahhchukchuik.
- Mmmme me gusta cuando estás asíhhh, rendidahh,
  cuando te envuelvo con mi piel...

  y con mis manos.
- Mmmmhah...
- ¿Noh tehngoh rahzóhn...
  queh estoh es hermosoh?
- Sihhh...
- ¿No sentís ganas de buscar un rincón
  donde escabullirnos del mundo?
- ¡Sihhh! ...pero no podemos...
  tengoh queh irmeh...
- ¿Me llevás dentro de tu vestido?
- No, dentro del vestido no.
- Mmm, ¡pícara!
- Vsvsvsvs chuik tengoh queh irmeh.
- Te vas, si te dejo.
- ¿Recordás esa canción... Cóncavo y convexo?
- Sihhh... pero chauhh... nos vemos después.
- Chau.


                              II

...y nuestras miradas/
crean el ángel propio
    de la piel, de la carne.
Se acarician distantes
    en la trivial ronda del día.

Volátil es el tiempo
    en la flama ardiente de la ansiedad.

El desasosiego espolea nuestros manos...
nuestros dedos/    mensajeros del amor/
    se devoran/
        en la prisa de ternuras contenidas.

¡Ven, mi amor! Rompamos el reloj/
    cruel agente de Cronos.
¡Ven, mi amor! Desarmemos el tiempo/
    para crear un día eterno/
        sólo nuestro.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Fecundidad

Sí/
Sé muy bien
   por qué se yergue aún
      la columna de mis sueños
         vertebrada desde la sangre...

Mientras el mundo
   se pierde en sus condenas/
      trivialidades/
         indiferencias y avatares/
Mientras intercambia acalorado
   tribal veneno de discordias
      tribales sectarismos de cavernas/
   hay zaguanes que congregan
      espera y ansiedades.
Hay espacios que aroman
   el verdor pasional de los anhelos...

Hay un rincón/
por lo menos un rincón
   donde se esparce
en vital fecundidad
   la siembra de nuestras manos/
Manos que roturan
   la tierra tibia de nuestra sed/
¡Sed que amamanta
   la vastedad de lo posible!
Posibilidad canora
   de febriles aves
      y ancestral
         libertad de las gaviotas.

Sospecho que de nuestros pasos
   no quedará inmune este sendero/
Sospecho que cambiarán sus ojos
   los girasoles/
que brincarán libres
   las flores de las caricias/
      y las notas musicales
         de nuestro amor.

Autor: Juan C. L. Rojas

viernes, 6 de noviembre de 2009

Nace Eros


Cuando estás conmigo
    nace Eros.
Espolea el desasosiego
      en el esplendor fervoroso de la carne.

Deshojo las magnolias de tu piel.

Atrapo en el aire el zumo fugaz de lo furtivo
     mientras galopan desbocadas
         las tibias olas de mis venas.

Estalla el regocijo/    muere el corazón...
¡Qué bueno es morir
     en la ternura de tus brazos!

Cuando estoy contigo nace Eros/
El espíritu se anuda en el amor
     y bebo estrellas que titilan en mi cuerpo.

Debes marcharte      lo comprendo.
Pueril anhelo el mío...
     ¡Detener golondrinas!

No importa dónde
     en cualquier lejanía
         te visitará mi duende intrépido/
con la antorcha ansiosa del amor.

No importa la noche que te cubra/
     sentirás mis manos deslizarse
         en las cálidas playas del pubis.

Te rozarán mis labios/
     subiendo la curva placentera de tu pecho/
         y en tus oídos la declamación del cielo
             en el feliz delirio de tus sueños.

Estaré en ti/
     encendiendo lo perenne
de que vive el Universo.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

Rubia sombra

Cuando la rubia sombra de tus labios
    me besan
        entre la suave trama de tu pelo
se embebe de tus ojos
    el salitral de mi alma.

¡Rompes mi desarraigo
    cuando siembras la ternura!

Ignorado desierto
    es el tumulto en mi derredor
cuando rozas mi piel
    injertando extraño hechizo.

¡Oh    nativo quisiera ser
    de tu patria!
para haberte hablado
    en la raíz
        de tu niñez.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas 

martes, 3 de noviembre de 2009

Cada tarde


                                                          "Siempre, te alejas en las tardes
                                                          hacia donde el crepúsculo corre
                                                          borrando estátuas"
                                                          P. Neruda

Como la verdad eterna
   de fantasmas desapareciendo
       así es tu sombra/
así es tu vida en mi vida.

En cada crepúsculo
    cae el ancla del alma.
Se hunde pesada su cruz
    cadena y péndulo
        /mareándose/
            en la turbiedad del mar.
En vano su locura
    busca un peñasco
        donde clavar su uña.

Arranca la greda profunda/
Solidez mentirosa del barro/
¡Imposible anclar a veces
    y lograr la anhelada quietud!


La cubierta desolada
    mira hacia el cielo.
Huyeron los goznes de acero/
    y del marino capitán
        lo ducho y la calma.

Más azules tornan las luces/
    aún más
        se opaca
            el brillo vaporoso del agua/
y como un barquito de papel
    navego en el torrente
        /baldía el alma/
            ebria y sin rumbo.

...Quizás la fuerza de una estrella
    fulgure entre las nubes.
¿Será tal vez rutilante ilusión
    y el manantial de mañana
        tan sólo un sueño?

...En el ensueño suele a veces danzar
    un remolino de lumbres/
y suele ser lo soñado
    un estigma de luz
        /un tizón ardiente/
    para nuevamente encender
        el sol de mañana. 

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

lunes, 2 de noviembre de 2009

Baldosas adormecidas

Ya no camino/
Lo hacen sólo mis pasos
   sobre las baldosas adormecidas
      de mi pensamiento/
Caminan/
sobre esta paradoja
   del placer y del dolor.

Pensar que hace un rato nomás
   eran en mis piernas las tuyas
      tallo fresco/
         verde fuego/
            enredadera de pasión.

Y hubo la eternidad de un momento/
   unidad del instante
      de tus manos y las mías...
         y de estos labios    y los tuyos/
            abrazados del deseo.

Y fueron entre sí nuestra piel
   en busca de ríos de tibieza
      cuando los ojos entraban/
         en túneles de mágica ternura.

Y fueron a la cúspide
   estas banderas del amor...
      para decirse adiós
         en la llama susurrante
            de los labios.

...y ya no camino/
lo hacen sólo mis pasos/
sobre las baldosas adormecidas
   de mi pensamiento/
Deambulan/
sobre esta paradoja dura
   del placer y del dolor.

Autor: Juan C. L. Rojas

Huída

Me voy/
           huyo/
                  desaparezco/
Me hundo en el invierno
   para aplacar
      estas llamas de mi destierro.

No estás/
   y se abre
      esta marca candente en mis huesos
la absoluta posibilidad del dolor/
lo cierto de la abrupta distancia
   entre tu piel y mis manos/
para que sin piedad
   prueben mis sentidos la ausencia/
      que amalgama de tristeza
         a nuestro andar.

Esta huída/
   es un cantar desesperado
      bajo el pecho/
es un silbo
   de hipócritas alegrías
      para disimular este sueño/
con la vergüenza de una flor
   ya    casi marchita.

Autor: Juan C. L. Rojas

Gracias a todos por vuestra generosidad en participar. Un abrazo.