Mostrando entradas con la etiqueta canto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta canto. Mostrar todas las entradas

miércoles, 2 de abril de 2014

Deriva

Firmes/ aprietan mis manos
    las ramas encendidas de mis sueños.
Cristalizadas florecen 
    en las callosidades pétreas de la tierra.
...Y decantan en el mar
    la lucha derramada.

Sí, todavía vengo...
Vengo    todavía    forzando   el remo
    hamacándome en la sal 
        de estas aguas turbias...

Suena una esperanza en el corazón deshecho
    en el momento que acaricio a un niño
        con mis dedos duros.

Pero... con el brillo de tus ojos buenos
    que me miman
        que me hieren
¡vivo    muero!

Entre las piedras silban
    zumos celestes
        de sutiles savias
            y avanzo...
con el pecho abierto
    con la simiente presta
        con la frente alta.

Mis puños amenazan/
    victoria de poeta
        luz del canto.

Volveré.
Mil veces volveré
    a besar la flor 
        en estos campos yermos.

Tú vendrás
    acaso un día
        ternura
a fertilizar mis cielos
    infinitos
        en deriva errante.

AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 9 de marzo de 2014

Musical

Fueron nuestros días
    subrepticio canto del silencio.
Ronda de celestes sonoridades.
Completo programa de un concierto
    de humildes himnos/
        cantos/
            e ignoradas tragedias bajo la piel
                acrisolando el alma.

¡Y es así     como suena la vida!
Este estanque en el Universo/
    donde reverberan los ecos
         de brillantes soles/
             nubosos horizontes.

Agradezco tus    sonrisas
    (aunque abemoladas)
pasaron el riesgo de las cuerdas
    que más no se pudo tensar.

Agradezco a tus manos/
Fortalecieron los bastiones de mi espíritu.
Este espíritu que envuelve
    a un ángel veleidoso
que transmuta en aire de palabras
    esta dicha sufriente de vivir.

Llevo en el diapasón de mis huesos
    tu corazón
su pianissimo acorde
    que sonó sobre mi piel
        cuando aletargaba
            sus    espacios    de suspiros.

Que me miren tus ojos...
que ya los míos...
tranquilos
    en este prolongado calderón...
que no dice
    cuál es el compás que sigue/
    cuál el que empieza/

Podré ejecutar
    en un rincón     tal vez
        este mordiente chispeante de mis ojos/
Se notará/
    en la sonoridad rallentada de violines.

En el fondo de esta sala de armonías/
    ya se dieron a silencio
        las cajas oscuras de los bajos/
sólo el aire vacío suena
    de las gaitas distendidas.

¿Ves/ oís/
    la campanilla suave de mi sonrisa
        que atornilla el aire
            para calmar tus ojos
                y la ansiedad dolorosa de tu pecho?
¡Mira, no son culpas
    estos golpes de timbales en nuestros oídos!
Sólo    son    sones/
que tañen
    los duendes musicales del aire.

Oye, es imposible parar
    este concierto beethoveniano.
        Golpes violentos del amor.
...el silencio también es música/
música que fluye
cósmica y terrena
    en la voz profunda del alma.

...Miremos el arroyo
este sinuoso devenir del tiempo...
nada más, percibamos
    el perfume abrillantado
en estas notas del concierto.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas


miércoles, 22 de febrero de 2012

Alcobas recónditas

Se cuece en la tarde
    el pigmento feliz de los anhelos
        que de los suspiros carga el aire/
    y de glorias intrépidas
        el corazón se embebe.

Esa brisa que filtran
    las palmeras de tus manos
fragancia de azahares se vuelve
    al olfato ávido del amor.

Mi pecho oye cantares silentes
    que emergen/
        de esa alcoba recóndita/
    de esa cálida alcoba de tu pecho.

¡Son nuestros corazones
    que sin sentidos para el mundo
        sueñan!/
¡Más sueñan
    cuando la pasión estalla...
y son dueños sus retumbos
    de dominios y locuras!

Mientras la boca suena muda
    largo es el canto
        que llega hasta el oído...
            y hablan los ojos/
            la piel...

Si febriles mis pasos/
sólo van para soltar
    palomas lentas/
        ternuras blandas/
            que llevan dedos florecidos/
    que tocan sin rozar
        el aura de tus senos.

Candor de jazmines
    sacude al alma
y está dentro de su corazón su corazón/
    para vestirse
        con sedas y capullos...
    y con savia dulce del amor.

Juan C. L. Rojas

domingo, 27 de junio de 2010

Alas de amor

En tranquilo vuelo
    te ven partir    golondrina
dominando airosa
    el lustroso plumaje/
engañando de calma
    a los ojos extraño.

Mas    alguien sabe    golondrina
    que partes con el alma vibrante/
que llevas en el instinto
    anhelantes sueños/
que bajo el falso sosiego
    arde/
        una furtiva pasión.

Hay alguien que sabe/
    de la flor sangrante
         que oculta tu pecho
y que un poco de tu alma dejas
    en el corazón
        que heriste de amor...

Los ojos
    /pequeña avecilla/
no saben de engaños
    no esconden tristezas/
Sobreviven/
en el tenue brillo
    de una pequeña esperanza/
Un milagro esperan/
    que el tiempo divino
        habrá de parir.

Así sueña
    aquel que conoce el susurro/
        tu trémulo canto/
quien se mezcló con tus fibras
    y vibró en tus alas/
        tus alas de amor.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 24 de octubre de 2009

Esta música

¡Ah esta música fragante!...
que se desliza melancólica    a veces
    /¡suspendida!/
        ...en los botones celestes del amor.

Otoñal Ausente
Primaveral Festiva
Inquietud dolorosa y placentera.

Esta música callada...
Tonos silentes que hieren de caricias/
que perfuma el corazón
    con la envolvente ansiedad de los azahares.

Esta música de aves...
    que suena en mi pecho
        inflamando su fronda
            de anhelos de sueños.

Esta música...
aguza los sentidos del poeta
    mimando al aire
        la luz
            el trueno...
cuando transita
    (como tu recuerdo)
        en la memoria de quien te ama.

Este concierto de colores y geometrías
    que el alma siente/
Es un canto de incertidumbres y esperanzas/
    terrenas alas migratorias/
        celestes astros errabundos.

Es dulzura
que cuece de tanto en tanto
    la sal de las lágrimas.

Estas ondas melodiosas
    esperan la canción de tu hermosura/
que deje mi frente en las estrellas
    y en la tierra mis pies inquietos
¡allí!
    donde tú rondas.

Autor: Juan C. L. Rojas

lunes, 19 de enero de 2009

Segundo texto del libro: "Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas"




En el ordenamiento de la compaginación, el segundo texto del libro "Amor... Laberinto de dulzuras y tristezas", es el prólogo de un gran poeta: Hector Rico. 

En otro artículo brindaré referencias sobre su obra poética.

Para este blog (http://www.laberintodelamor.blogspot.com/), transcribo su participación, escribió él:


Prólogo

Los poemas de Juan Carlos Rojas trascienden la emoción y la infinitud de sus ofrendas alcanzan notorias cimas.

El tiempo es la presencia y la fugacidad del encantamiento, la otra vertiente donde es posible la posesión y el desapego. Inminencia del cuerpo, donación del espíritu aún ante la ausencia.

El sutil erotismo, es desvelamiento del ser y descubrimiento de su imagen anhelada, la experiencia pura de crear en un cuerpo una réplica del otro, de abrazar y modelar, de rescatarlo de su aislamiento con la instantánea percepción de la plenitud.

"Ya sé que hay en ti, un rincón donde habito, en retazos que te duelen"

Coexistencia de las almas, que en su dualidad se convierten en una, y en la unidad se desdoblan para recuperar su identidad, su parcela amatoria.

Como nacerse en el otro y renacer en sí mismo.

"Y nací de nuevo con la esperanza de tus ojos, con la rama perfumada de tu cuerpo"

Y con la creación de un nuevo cuerpo, exaltar el prodigio.

"Esta hermosura de caer rendido, y en los puños del corazón, aferrando aún, la bravía esperanza"





Ya concebido por el amor, ya consciente de su maravilloso origen, el poeta espera perpetuarse en el sagrado designio y transitar de su mano la inmaculada senda.

"¡Anda! ¡llévame en tu seno! A esta pequeñez humana llévala en tu seno, donde se elevan las ondas ardientes de corales arracimados, donde palpita ansiosa la simiente, donde se arrulla, la materna ternura de la vida"

Su apasionado poetizar, recobra el sosiego y se interroga: "para qué mis versos, si no cantan en tu pecho"

Más allá de la contemplación extática, la piel se desvanece, si no es aprehendida, si no es poseída por el ritmo sensual de su lenguaje.

"Sólo lamer... pudiendo devorar los racimos descollantes"

El erotismo empleado en los poemas de Rojas, es plural y significativo. Es escritura que se ahonda en el cuerpo sin más orden que el exploratorio, sin más función visual que la exposición de la desnudez necesaria.

"Sentirás mis manos deslizarse, en las cálidas playas del pubis. Te rozarán mis labios, subiendo la curva placentera de tu pecho"



Pero en el amor humano, pugnan constantemente, la arrobadora presencia del amante, y su inevitable y dolorida ausencia. Y así, nuestro poeta, declara el gozo impar de las apariciones.

"qué bueno es verte, aunque se gasten mis ojos... y mi pecho de suspiros"

Mas la fugacidad del tiempo, envuelve a los seres en una indeterminada brevedad, y la ausencia se convierte en poderoso muro que nos aísla de su posesión.

"Cuando me envuelve la noche en esta mendicidad resignada, me regala generosa el poder de soñarte"

La sublimación del sentimiento está presente en cada poema, y podemos comprobarlo en inmejorables metáforas e imágenes.

"He cosechado tus manos, tu cuerpo, lo sé, ¡quien sabe si también tu corazón!"



Y así, el cuerpo amado revela en constantes mutaciones, en permanentes alusiones al mundo circundante, que también forma parte de su substancia.

"Amada mía, porque puedo sentir es que camino, sobre tus ojos, sobre tu cuerpo, aunque seas aire, aunque seas agua"

Juan Carlos Rojas es fundamentalmente un poeta filosófico, por tal razón, son permanentes sus reflexiones sobre la naturaleza del amor y sus implicancias en el alma humana, no obstante ese poético filosofar, adopta a veces un aspecto marcadamente religioso, que subyace en el trasfondo de la idea, consagrando de esa manera al acto poético, en acontecer sagrado.

"Bienaventurado quien pone la cerviz y se encadena sólo al amor"



Revaloriza la esperanza a través de su fe, y se aferra como un náufrago a su madero salvador. Su indeclinable credulidad, le hace expresar:

"Esperanza obcecada que construye un jardín, aún, donde hasta las piedras estallaron"

Cada poema construye otro, que es el mismo, océano donde derivan las palabras y se acumulan con estricto rigor. Lo único posible para cantarle al amor en su universalidad, y para desdoblarse en la amplitud de los significados.

Por último, Rojas, nos da la clave de su acontecer en el sentimiento, en el maravilloso "Canto del amante":

"Navego en el recuerdo de esta luz que me exilia del mundo, para dormirme en el laurel soñado de tu cuerpo"



Canción, que es, celebración final que concede a la amada; y nos concede, a la vez, con la perceptible trascendencia de su palabra poética.

Hector Rico.

Transcripción par el blog: J. C. L. Rojas.





Gracias a todos por vuestra generosidad en participar. Un abrazo.